Armoniza tu Mundo es una organización proveedora de diseños para desarrollos sustentables, servicios holísticos y terapias complementarias que mejoran la calidad de vida, el desarrollo personal y el asesoramiento espiritual de nuestros clientes. Nuestros proyectos, ceremonias y tratamientos están diseñados para cubrir las necesidades de nuestros clientes, contribuir con la sociedad y la preservación de la vida.

10.07.2010

VEGETARIANISMO POR ÉTICA

Por: Leonardo Díaz Rudolf
Ya para el siglo XXI, en pleno nuevo milenio, no cabe la menor duda de que el vegetarianismo es una excelente manera de vivir, alejados de la violencia hacia los animales y manteniendo una salud casi perfecta o en muchos casos, definitivamente perfecta. Ser vegetariano reduce los problemas de cánceres y cardiacos entre muchos otros como los estomacales y pancreáticos. Dentro del vegetarianismo, que anteriormente era visto con desprecio y que en la actualidad ha tomado un buen lugar en la aceptación de la medicina, existen diferentes vertientes.

Los hay quienes sólo lo practican “para mantener la línea”. Dicho sea de paso que si bien no es practicado como una filosofía sí beneficia en los aspectos emocionales, aunque algo alejados quizá de la bendita reverencia del espíritu por todo aquello que sea manifiesto en la comprensión de la vida y sus incógnitas. Existen también los vegetarianos que han considerado el hecho de no comer cárnicos sólo por la convicción de que la carne genera malestares estomacales y por ende merma la salud.

Además de estos aspectos que son interesantes, hay quienes prefieren dejar de comer carne por el sentido ético, es decir, no están de acuerdo con la forma de “alimentarse” a base de cadáveres de seres que sienten igual que nosotros y que sufrieron su muerte tan sólo por culpa del gusto culinario de los humanos. Este tipo de vegetarianos han sido muy atacados, sobre todo en un pasado cercano, ya que el omnívoro que suele regocijarse con el calificativo de “carnívoro”, pretende que su ego se vea enmarcado en un mundo de críticas ante quien no considera que los seres vivientes, sobre todo los seres sensientes del planeta, merecen la consideración compartida del ser humano.

La vandálica idea de destrucción se ve muy reflejada en quienes piensan que ser vegetarianos es “tener una vaca enfrente y morirse de hambre comiendo hierbitas”. Este pensamiento erróneo ha generado no sólo decepción en gran parte de la humanidad que habita en Oriente sino que ha causado muchas frustraciones y soledades en el mundo occidental. Este síntoma va muy de la mano con la forma de ver la vida.

Como herencia de un judaísmo y posteriormente un cristianismo antropocéntricos, la vida no humana ha sido considerada para uso, aprovechamiento y hasta abuso por parte de “los hijos de Dios”. Si bien es cierto que cada quien tiene el libre albedrío de pensar y creer en lo que mejor le convenga, también es cierto que las creencias religiosas deben contemplar al globo terráqueo como una forma de vida compartida en que el ser humano tiene la responsabilidad de no hacer daño a sus hermanos de existencia.

Dentro de las religiones orientalistas, el aspecto ético ha sido mucho más contemplativo en cuanto al rechazo del especieísmo, es decir, la manera en que el humano se toma atributos de separatismo entre su especie y las demás especies animales y vegetales. Las consecuencias del antropocentrismo y del especieísmo han sido graves.

La humanidad se encuentra en una soledad profunda, misma que ha sido el reflejo de su propio pensamiento de creerse única en el planeta, de tomar atributos de creadora, destructora y transformadora de “las cosas”. De ahí que el mismo humano tiene tantas divisiones en sus aspectos raciales.

Pero lo peor estriba en que quienes has querido dignificar las grandes religiones, han sido rechazados y vistos como los “locos” del momento. En efecto, el ser humano prefiere mantenerse en la cómoda postura de ser el “dueño” del entorno y de esta manera aprovechar todo cuanto pueda para su disfrute. Esto tiene mucho que ver con la incertidumbre que se percibe al miedo de dejar de ser, ante la muerte del mismo hombre que siente pánico de ese misterioso “más allá” y en lugar de haber tomado una buena postura de supervivencia ante esta melancólica frustración, su incertidumbre se tornó en rebeldía y demostró una carencia absoluta de respeto a la vida del planeta.

De esta forma, el hedonismo, muy ligado al placer del paladar, le dictó al ser humano que antes que cualquier “cosa” está él, y después de cualquier cosa está él. Por ese sentido antropocéntrico fue lamentablemente mal interpretado el “amar al prójimo” entendiéndose la palabra prójimo como cualquier ser humano, asunto totalmente equívoco, pues la palabra prójimo viene del castellano antiguo que es “próximo”. Si entendemos que hay que amar al próximo no necesariamente es un ser humano, sino todo aquel que se encuentre cercano a nosotros.

Entenderemos también que el amor es universal porque lo próximo será siempre lo que esté a nuestro alcance, al alcance de nuestro conocimiento y nuestro entendimiento. Por ello, amar al prójimo significaría que si tenemos un niño desarrapado pidiendo limosna y junto a él un anciano que no puede atravesar la calle solo y un perro que busca beber agua en un charco mugroso, todos son nuestros próximos y debemos amarlos.

Ahora bien, ¿cómo demostrar el amor a todos y cada uno de los próximos? Pues en esto han divagado muchas filosofías, sin embargo, la conclusión ética recae en primer punto: en no causar daño alguno, en segundo: procurar hacer el bien a los más que se pueda, tercer punto: extender ese amor y alegría para que los demás próximos actúen de una forma similar.

De tal manera que el hecho de comer carne nos remite a la comodidad de cerrar los ojos y negar el asunto de que ese pedazo de filete muy apetecible viene de un ser vivo que sintió igual que nosotros y que, aunque muchos aún no lo quieran creer, lloró por su vida en una antesala de angustia en que las matanzas crueles de los rastros se perciben desde antes.

El hedor que expiden la sangre y las excretas derramadas, los gritos y alaridos de terror infligido a esas pobres carnes temblorosas se junta día a día y año tras año, son millones y multimillones de animales a los que se les acribilla de formas realmente espeluznantes. Ese es el aspecto trágico de la humanidad. Es muy probable que quien lea este artículo no haya oído jamás una cosa semejante, no haya pensado en esto, y no por maldad, sino porque ya se ha perdido mucho el pensar con ética.

Desde que nacemos se nos enseña que “la vaquita nos da su carne, su leche y su piel”, cuando la vaquita en realidad no tiene idea siquiera de lo que el ser humano pretende de ella. Por otro lado, es mucha costumbre la de entrenarse diario durante toda la vida en pensar en el festín de comer carne cuando las reuniones, las fiestas o los momentos gratos van acompañados de “jamoncitos”, cubas, quesos, etc.

No podríamos negar que el consumo de carne es bien aceptado por nuestros paladares más no así por nuestros espíritus. Lo que ocurre es lo que ya comenté arriba, estamos entrenados durante toda nuestra vida a creer que el comer carne nos hará fuertes, nos hará sentir bien o nos da ricos placeres, y en realidad eso es un mito, lo que ha ocurrido es que el gusto del paladar se ha transformado en comodidad. Sucede algo similar en la narco-dependencia, quienes consumen drogas justifican tales actos, pero sabemos que eso es pura fantasía despertada por la química cerebral, así es el consumo de carne. La costumbre de comer cárnicos, despierta el sentido del paladar y el antojo pesa más que el hambre.

Usted amigo lector, recuerde que si es afecto a comer carne lo hace siempre pensando en el sabor y la sensación y poco se piensa en la alimentación y los aspectos nutrimentales. Está comprobado que el comer carne no ha mejorado la salud cuando se padecen las enfermedades crónicas y degenerativas que está padeciendo la humanidad.

Por el contrario, está comprobado que quienes padecen ese tipo de enfermedades, llevando una dieta vegetariana, sana y balanceada, merman considerablemente sus problemas. Esto se debe a la desintoxicación que se genera en el organismo, el cual ha estado rezagado durante mucho tiempo a la lucha de transformar materia putrefacta que entra al cuerpo en excreciones y además, tomar de ello los nutrimentos que lleva. Es innegable que la carne tiene proteínas, pero estas se han convertido en gran mito para defender lo que en realidad se lleva de trasfondo, la gula. Efectivamente todo lo que el ser humano consume es rico en algo, pero eso no quiere decir que la carne sea el único alimento.

Es importante no sólo escuchar lo que se publica con relación a ello, también es básico observar. Dedicarse a analizar la vida de un vegetariano que cumple con la dieta de no consumir desequilibradamente es una muy buena opción para corroborar lo que aquí se está leyendo.

Claro está que no se trata de ser vegetarianos a medias y de comer demasiado. Muchos vegetarianos en México padecen de obesidad y no equilibran bien sus alimentos. La desinformación nutricional es muy generalizada. Hay el otro extremo como el caso de los vegans quienes sólo comen hierbas verdes. Esta es la imagen que se ha manejado de los vegetarianos, cosa que aunque sí existen ese tipo de personas, no representan a los auténticos vegetarianos que jamás descuidan el balance alimenticio.

En realidad, una buena combinación de féculas y cereales, verduras, gramíneas, frutas y otras, hace que el organismo marche adecuadamente. La perfección de la naturaleza se ve reflejada en las mentes que controlan sus impulsos alimenticios, dando cabida a que aquella perfección bioquímica labore con toda tranquilidad para aportar los nutrimentos necesarios al cuerpo.

Por otro lado, llevar una vida sana genera bienestar y por ende una armonía interna que ayuda contra el estrés cotidiano. La oxidación se presenta más lenta y los cánceres son menos frecuentes si no es que nulos, lo mismo que el envejecimiento prematuro. Y todo ello sin participar en las terribles e injustas matanzas de los rastros.

Revista el buscador y sus caminos, Marzo 2007, http://www.yug.com.mx/

No hay comentarios: