Por: Eunice Quero
A medida que nos adentramos en la vida
conyugal, y vamos conociendo mas a nuestra pareja, vamos afrontando algunos “problemillas” que muchos catalogan
como de poca importancia, pero que con el tiempo de llevarlos con nosotros se
convierten en problemas irreversibles que muchas veces pueden llegar a acabar
con nuestra paz interior y lo que es peor aun, llegar a asfixiarnos hasta el
punto de ahogar nuestra existencia, todo por el simple hecho de no darle lugar
a esa palabra poco buscada por todos y confundida muchas veces por las parejas.
Pues muchos le otorgan otra intención
señalando la palabra DESAHOGO como: celos enfermizos, locura, pelea
sin sentido, y por ultimo rabietas mensuales. Cabe mencionar que tanto las mujeres como los hombres pasan por
la situación de necesitar un momento de desahogo, pero no me refiero al
desahogo de salir de la casa y visitar un bar, salir con otras personas
sexualmente, realizar compras desenfrenadas o simplemente hundirnos en la
soledad del vicio.
Son muchas las personas que al no
conocer la forma de desahogarse con su pareja de una manera tranquila,
positiva, con madurez mental, física y emocional, comenten tantos errores
fatales que muchas veces dañan a las familias y a la vida matrimonial. Para regresar al tema importante hago
mención de algunas circunstancias que pueden dañar el matrimonio:
·
Llegadas
tarde del trabajo
·
Consecutivas
salidas los fines de semana con la excusa de que son necesarias para el trabajo
o alguna reunión social con amigos.
·
Que
el trabajo del hogar solo se recargue sobre una sola persona.
·
No
escuchar palabras de elogios o afecto.
·
Salir
con la pareja y que seamos ignorados en las conversaciones.
·
La
simple situación de olvidar una fecha importante.
·
Poca
comunicación.
·
Falta
de ánimo de atender a la pareja.
·
La
simple situación de que nuestra pareja mira desmedidamente a otra persona del
sexo opuesto.
·
Insinuaciones
de mal gusto.
En fin, puedo hacer una lista mas larga
de cosas que en algún momento de nuestra vida fueron motivo para que cualquier
pareja se haya sentido mal, ya fuera de forma intencional o no, y que dada las
circunstancias nunca se dijo nada, por lo cual la persona afectada decidió’
callar en ese momento.
A lo cual, con el paso del tiempo
quedaron guardadas, pero no olvidadas, para aprovechar cualquier oportunidad de
alguna pelea y poder agasajar a la otra persona con todos nuestros
resentimientos, ira, enojo, desenfreno y todo aquello que pueda acarrear estas
situaciones.